
Poder enfocarnos nos ayuda a tener éxito. Ya sea que nos enfoquemos hacia nuestro interior y sintonicemos con nosotros mismos o hacia afuera y naveguemos por el mundo que nos rodea, sea cual sea el caso, afinar nuestra atención es un activo valioso.
Con demasiada frecuencia, nuestro enfoque y atención son secuestrados, dejándonos conmocionados, olvidadizos e incapaces de concentrarnos. Con frecuencia escuchamos a las personas decir que han perdido su enfoque debido a alguna de estas razones (es posible que tú hayas pronunciado alguna de ellas):
«Me siento completamente abrumado».
«Mi carga de trabajo es una locura, y nunca hay tiempo suficiente para hacer las cosas cuando estoy en reuniones y tratando asuntos urgentes todo el día».
«Estoy mentalmente agotado por la presión y las constantes distracciones en mi oficina. Simplemente no puedo enfocarme «.
Las distracciones constantes y la falta de tiempo ciertamente interrumpen nuestro enfoque, pero el estrés también juega un papel importante.
El estrés crónico inunda nuestro sistema nervioso con cortisol y adrenalina que cortocircuitan importantes funciones cognitivas. Los investigadores han estudiado los efectos negativos del estrés sobre el enfoque, la memoria y otras funciones cognitivas durante décadas.
Los hallazgos son consistentes: el estrés a corto plazo aumenta los niveles de cortisol (la llamada hormona del estrés) durante períodos cortos y puede reactivar nuestra adrenalina y motivarnos a realizar un trabajo más eficiente en respuesta a los plazos inminentes. El estrés a largo plazo, sin embargo, puede conducir a aumentos prolongados en el cortisol y puede ser tóxico para el cerebro. Los científicos también sospechan que los altos niveles de cortisol durante un largo período de tiempo son un factor clave para el Alzheimer y otras formas de demencia.
Cuando no podemos enfocarnos en el trabajo debido a las distracciones, puede llevarnos a sentirnos estresados por no ser productivos, lo que hace que nos concentremos menos, alimentando aún más el ciclo. Desafortunadamente, la mayoría de nosotros no notamos que nuestro enfoque disminuye hasta que nos sentimos completamente abrumados.
Cuando tenemos agotamiento mental y emocional, se reduce aún más nuestra capacidad de enfocarnos y recordar información.
Afortunadamente, hay cosas que podemos hacer para romper el ciclo. Una de las razones por las cuales algunas personas se abruman y otras no lo hacen es porque usan su inteligencia emocional para controlar su estrés. Puede utilizar estas mismas competencias, en particular la autoconciencia y la autogestión, para mejorar tu enfoque. A continuación te digo cómo.
Comienza usando tu autoconciencia para ayudarte a notar varias cosas:
¿Por qué te sientes estresado o ansioso? Antes de lidiar con el estrés, necesitas saber qué lo está causando. Por simple que parezca, puede ser útil hacer una lista de las cosas que te pueden estar causando estrés. Escribe cada cosa de tu vida personal y de tu trabajo que te pueda estar causando ansiedad. Puedes categorizar elementos en cosas que tienen la capacidad de cambiar y cosas que no. Para los estresores en la última categoría, tendrás que descubrir cómo cambiar tu actitud hacia ellos.
¿Cómo pierdes tu habilidad para concentrarte? De acuerdo con el psicólogo clínico Michael Lipson, puedes aprender a agudizar tu enfoque, al comprender cómo exactamente tu concentración se desvía en primer lugar. Al prestar atención a los patrones que conducen a tu falta de concentración, puedes comenzar a desarrollar tu capacidad para descartar las distracciones y mantenerte enfocado.
¿Cómo te sientes cuando no puedes concentrarte? ¿Te pones ansioso cuando no puedes recordar información cuando la necesitas, tal vez durante una entrevista de trabajo, una presentación o una reunión importante con un cliente? Estos pueden ser indicios de que estás más estresado de lo que piensas, y que tu incapacidad para concentrarte está causando aún más estrés.
¿Cuando pierdes tu capacidad para enfocarte? Si, por ejemplo, te encuentras preocupado por algo relacionado a tu trabajo mientras conduces a 90 kilómetros por hora en la carretera con un auto lleno de niños, al estar distraído estás exponiéndote a ti y a otros a un peligro real. Esto puede ser una llamada de atención para centrar tu atención en lo que está haciendo y tomar la decisión de pensar en las inquietudes más tarde.
Una vez que has identificado qué es lo que está causando estrés y cómo y cuándo pierdes el enfoque, puedes usar las siguientes estrategias, que dependen de tu capacidad de autogestión, para tomar mejores decisiones que te mantengan enfocado:
Haz una desintoxicación digital. En su encuesta de 2017 Estrés en América, la Asociación Estadounidense de Psicología (APA), descubrió que los «revisores constantes» (personas que revisan sus correos electrónicos, mensajes de texto y redes sociales de manera constante) experimentan más estrés que quienes no lo hacen. Más del 42% de los encuestados atribuyen su estrés a las discusiones políticas y culturales en las redes sociales, en comparación con el 33% de los no constantes. Si bien puede parecer imposible tomarse un descanso de la tecnología, la APA dice que desconectar o limitar periódicamente su acceso digital puede ser excelente para la salud mental.
Descansa tu cerebro. La mayoría de nosotros hemos experimentado noches de insomnio causadas por estar pensando en situaciones pasadas, miedos y ansiedades sobre el futuro. Cuando la privación del sueño es constante se vuelve más difícil el poder concentrarse y es más complicado recibir y recordar información. Incluso nuestro juicio también puede verse afectado. La falta de sueño puede afectar nuestras decisiones porque afecta nuestra capacidad para evaluar con precisión una situación. Cumplir con 7 u 8 horas de sueño cada noche puede parecer imposible cuando se está estresado y con exceso de trabajo, pero la recompensa lo vale.
Practica el mindfulness. Las investigación sobre el mindfulness o también llamada como atención plena es clara y convincente. Tener una práctica de mindfulness disminuye nuestra tendencia a sacar conclusiones precipitadas y tener reacciones instintivas de las que podemos arrepentirnos más adelante (y potencialmente causar más estrés). El neurocientífico Richard Davidson dice que «la atención plena impulsa la red de atención clásica en el sistema fronto-parietal del cerebro que trabaja en conjunto para asignar atención». En otras palabras, la atención plena es clave para la recuperación emocional, que es un factor clave en nuestro estrés.
Enfócate en otras personas. Cuando nos anclamos en nuestras propias preocupaciones y temores, podemos desviar nuestra atención de aquellos que nos importan. Diversos estudios muestran que cambiar nuestro enfoque a otros produce efectos fisiológicos que nos calman y fortalecen nuestra capacidad de recuperación. Si prestas más atención a los sentimientos y necesidades de otras personas, y muestras preocupación por ellos, no sólo podrás despejar tu mente del estrés, sino también estás haciendo algo significativo para alguien que te importa.
Muchas personas sienten que necesitan trabajar más duro cuando tratan de enfocarse. Pero esta estrategia es probable que sea contraproducente. En su lugar, presta atención a las causas de tu estrés e incapacidad para concentrarte y luego realiza acciones que promuevan mejoras en las funciones cerebrales específicas que impulsan la concentración y la conciencia.